Así
funciona un colegio antiacoso
http://politica.elpais.com/politica/2016/01/29/actualidad/1454084062_497805.html
La escuela finlandesa de Fuengirola aplica el programa Kiva que
incluye sesiones contra el 'bullying', vigilantes y especialistas
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Fuengirola 1 FEB 2016 - 10:10 CET
El País. 01-02-2016
Amanda y Aino se mueren de risa. Van vestidas de princesas con un tutú y
flores y sujetan con otros cuatro compañeros de su clase de seis años un
laberinto de madera con agujeros por el que, entre todos, deben conseguir que
pase una bola sin caer al suelo. Lo intentan varias veces. Y lo consiguen. Ya
sentadas en el sofá de la clase, mientras sus compañeras hacen planetas con
globos y papel, les da otro ataque. "¡Jajajajaja!". Imparables.
"¿Qué es Kiva? Kiva es divertido…", responden a una pregunta que no
entienden. Ninguna de estas dos niñas rubias tiene ni idea de lo que es acoso
escolar (ni falta que hace) ni de lo que significa en realidad Kiva
Koulu (en finlandés Escuela Divertida), el programa antibullying que
Finlandia practica en el 90% de sus escuelas, incluida la suya. Estamos en el
colegio finlandés de España, situado en Fuengirola (Málaga), con 300
estudiantes y 25 años de trayectoria. Sin saberlo, entre carcajadas, estas dos
alumnas están empezando a trabajar una de las grandes claves del asunto: se
gana en equipo.
En 2009, el Gobierno finlandés implantó un modelo en el que habían
trabajado previamente investigadores de la Universidad de Turku, el programa
Kiva Koulu. Y lo llevaron a los centros. Las primeras investigaciones apuntan a
descensos sensibles de casos de acoso. El modelo está ya en marcha en otros
países (Italia, Holanda, Estados Unidos, Reino Unido…) y fue presentado en
España en mayo por el Instituto Iberoamericano de Finlandia, sin que hasta la
fecha se haya apuntado ningún centro público español. El Ministerio de
Educación español acaba de sacar el borrador de un plan de convivencia que
anunció ya en abril y con escasa concreción de momento. Lo ha anunciado acuciado
por el caso de un niño, Diego, que se quitó la vida
sin que nadie detectara que algo iba mal y dejó a sus padres escrita una carta
en la que decía: "Ya no aguanto ir al colegio y no hay otra manera de no
ir". El caso se ha reabierto. Otra chica de Madrid,
Arancha de 16 años, se suicidó en mayo después de que los
padres lo hubieran denunciado en comisaría. Algo está
fallando.
Profesores alerta
"Lo más importante es que el profesor esté realmente alerta, notar si
tus chicos están fuera del grupo y no tiene amigos, aprender a conocerles y
facilitar grupos seguros, en los que todos se sientan a salvo".
Ann-Charlotte Ahl Quist es una de las cuatro profesoras especialistas en Kiva
del colegio de Fuengirola, que implantó el sistema hace cuatro años. Sobre la
mesa de la sala de profesores, despliega el material: Libros vídeos, revistas,…
El programa incluye 10 sesiones al año en cada curso. Pero además de las clases
específicas, hay guardianes como esta docente a la que le llegan todos los
casos. El grupo de cuatro especialistas debe diseñar las estrategias.
Primera planta. Aula de los alumnos de siete años. El miércoles pasado
tocaba una clase sobre emociones dentro del plan antiacoso. El profesor saca un
dibujo con un niño abrazado a sí mismo, con el flequillo de punta y los ojos
muy abiertos. "¡Pelko!", gritan los niños. ("¡Miedo!").
Durante 45 minutos verán otras imágenes (inseguridad, tristeza, felicidad…) y
saldrán a la pizarra a interpretar ellos mismos los sentimientos con gestos y
aspavientos.
Aprenden que no está bien que uno esté
triste, que no se habla cuando otro habla, que no hay que reírse de los demás.
Distintos expertos españoles recomiendan que la prevención y detención del
acoso escolar se trabaje desde los primeros ciclos, en los años de
primaria.
Seis recreos al día
Suena la sirena de pitidos cortos que anuncia uno de los seis recreos del
colegio de Fuengirola, donde solo estudian alumnos con nacionalidad finlandesa,
aunque muchos hablan español. Al estar en la Costa del Sol, hay menores que
pasan apenas un par de meses en el centro, muchos chicos nuevos. Para ellos
también es Kiva, para integrarlos en el grupo. Los niños bajan en tropel por
las escaleras de este antiguo restaurante de tres plantas situado al este de
Fuengirola, en el barrio de Los Pacos en el que casi todos los vecinos son
finlandeses que comenzaron a llegar en los años 60 atraídos por el sol y la
posibilidad de practicar deportes en invierno.
En mitad del patio brilla el chaleco reflectante de Conchi Flores,
profesora de infantil y español, que regresó a Málaga después de 17 años en
Finlandia. Durante los próximos 10 minutos es una autoridad antiacoso
perfectamente identificable. Otros dos compañeros como ella vigilan las otras
dos plantas. "Aquí no pasan ni una", explica coloquial entre el
barullo de los pequeños, que se persiguen de un extremo a otro del patio junto
a la mesa de pin-pong. "Se ataja rápidamente el problema que haya por
insignificante que parezca. Nosotros en España damos menos importancia a que un
chico le diga a otro: 'Tonto, que eres tonto', pero aquí cualquier palabra se
lleva al profesor".
Todos importan en el grupo
"¡Jono, jono, jono!" ("¡fila, fila, fila!"). La
profesora de Matemáticas, Minttu Alonen, imparte también hoy una clase de Kiva
con los mayores. Los 23 alumnos de sexto grado (12 años) desfilan hacia la
pista de baloncesto, situada al otro lado de la calle. En este colegio la fila
es sagrada: para moverse, para esperar al recreo, para lavarse las manos en los
lavabos que hay en un pasillo delante del comedor que sirve a diario comida
elaborada allí. Los organiza en grupos de seis, mezclados entre sí. "Es
importante que hagan cosas divertidas en las que puedan trabajar en grupo. En
el grupo todo el mundo sabe que es importante, aprendes a valorar al
otro", explicará la docente luego. "En mis clases no tolero que nadie
se ría de otro por ser diferente o por hacer algo mal", añade con gesto
enfadado.
Información a los padres
"Se burlaban de mí porque mi padre es profesor. Pero hablé con él,
contactaron con sus padres. Y paró. Ahora todo está bien". Rasmus, de 12
años, confiesa en mitad de la pista de baloncesto que fue acosado.
"Significa molestar a otro, molestarle todos los días y producirle
miedo", describe mientras sus compañeros siguen con los juegos al fondo.
El proceso normal es el siguiente: cualquier cosa que se detecte es
comunicada al equipo de cuatro profesores Kiva. Si se considera grave, se avisa
a los padres, y si es "muy serio" esa llamada es inmediata, explica
la directora del colegio, Maarit Paaso. "No esperamos al día siguiente, ni
a la semana siguiente, lo que es importante hay que resolverlo en seguida, no
podemos cerrar los ojos, hay que estar alerta todo el tiempo", señala en
su despacho. El papel de los padres también es importante. Hay una guía para
ellos, se les convoca a tutorías, se les informa desde una aplicación
informática. El acoso sucede en el grupo (el acosador y sus acólitos) y se
combate en grupo, formado esta vez por todo el sistema, desde el Gobierno al
niño recién llegado a la escuela. "No podemos bajar la guardia",
asegura la directora.